sábado, 29 de agosto de 2009

Acerca de la naturaleza de los ódradeks

Quizás haya quien se pregunte si el ódradek es único, si puede haber dos ódradeks iguales. A eso responderé que no puede haber un ódradek igual a otro ódradek. Y diré aún más. La diferencia entre dos objetos idénticos es ella misma un ódradek. Tomen, por ejemplo, dos paraguas o dos estatuillas iguales. Basta con aguzar la lupa de nuestros sentidos, acercarse al lugar donde la percepción se muda en sensibilidad, para darnos cuenta de alguna sutil diferencia. Esa diferencia, repito, es un ódradek. Entre los ódradeks sólo puede establecerse una relación de semejanza, de analogía. Un cazador de ódradeks (como es mi caso) es lo más parecido a un poeta, un poeta que no necesita escribir una sola palabra porque el texto con el que trabaja (un texto, por cierto, absurdo y carente de sentido) es sencillamente la vida.

2 comentarios:

Germán dijo...

Me parece interesantísima tu caza de objetos/eventos singulares. Te apunto unas cifras acerca de la probabilidad de lo singular extraídas del libro de Robert Ulanowicz "The Third Window"(pags. 44-45) (Los cálculos son de WM Elsasser)

A)Número total estimado de partículas en el Universo: 10 elevado a 81 (creo que el formato no me permite escribir los exponentes)

B)Número de nanosegundos que ha existido el Universo: 10 elevado a 25

Número de posibles eventos a lo largo de la existencia del universo (AxB): 10 elevado a 106

Cualquier evento que tenga una probabilidad de producirse menor a una en 10 elevado a 106 no tiene probabilidad de repetirse.

Ahora bien, la combinación de 75 elementos distintos permite aproximadamente 10 elevado a 106 variantes (factorial de 75), lo que siginifica que cuando aparece una combinación aleatoria de 75 elementos diferentes, uno puede estar seguro de que no volvará a repetirse por azar.

Ulanowicz concluye que los eventos singulares no son, por lo tanto, infrecuentes, sino legión. Ocurren en todas partes, todo el tiempo, a todas las escalas. Todos somos ódradeks.

Un abrazo,
Germán Sierra

Hautor dijo...

Todos somos ódradeks y todo está lleno de ódradeks, desde luego. El reconocimiento de algo tan sencillo sería un gran paso, no sé si para la humanidad, pero sí para la mayoría de los hombres.

Creo que voy a usar tu texto cuando explique la notación científica a los chavales, Germán.

Un abrazo.

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