jueves, 21 de enero de 2010

Deriva virtual

Susan y yo hemos ido refinando nuestro modo de pasear con el paso del tiempo. Disuadidos de poder acceder al faro, hemos ideado un método para caminar, un método en parte confiado al azar y en parte a la lógica necesaria de todo lenguaje. El método consiste en que Susan elige una palabra y yo otra. Después convertimos cada palabra en una secuencia binaria (bastan cinco dígitos para codificar todas las letras del alfabeto). Una vez anotada, cada uno de nosotros sale a la calle e inicia su recorrido, girando a la derecha si aparece un 1, o a la izquierda, si lo que aparece es un 0. Hoy yo he elegido la palabra 'paraguas', mientras que Susan optó por 'bronceador'. Hemos anotado las secuencias,

PARAGUAS: 10001-00001-10011-00001-00111-10110-00001-10100
BRONCEADOR:00010-10011-10000-01110-00011-00101-00001-00100-10000-10011

e inmediatamente hemos salido a la calle. Nuestros pasos se han separado a las primeras de cambio. He pasado de largo frente a un jardín con palmeras y columpios, he rodeado la urbanización, luego he seguido hacia la Playa de Levante... En la plaza se han cruzado nuestros caminos. Nos hemos impuesto la norma de no mirarnos de frente. La he visto venir por la calle que asciende desde los restaurantes del puerto hacia la carretera principal, con su paraguas al hombro. Inmediatamente he girado la vista. Quizás me haya seguido a lo largo de un par de giros para volver a distanciarse, obediente a la secuencia de ceros y unos. Amenizamos nuestro recorrido haciendo uso de nuestros MP3 en los que suena el 'Orfeo y Eurídice' de Gluck.



Al finalizar la he esperado en la terraza, fumándome un cigarrillo. Ella ha aparecido apenas unos minutos más tarde. Entonces nos abrazamos, como si hiciera siglos que no nos tocásemos. Y nos hemos relatado nuestro periplo, con la emoción del que acaba de vivir una aventura maravillosa.

1 comentario:

Joaquin dijo...

¿Hasta qué punto el azar forma parte de lo virtual? Todo lo que puede ocurrir forma parte de lo real. Creo en la realidad de Adolfo Domínguez, participo en ella. De la de Susan no estoy tan seguro, aunque no porque dude de su existencia,sino porque sólo sé de ella por el testimonio de Adolfo. De momento es ficción. Y la ficción no es la virtualidad. Aunque sería muy facil que una frase se asomara al Proyecto Odradek "Hola, soy Susan". Un abrazo

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