domingo, 27 de septiembre de 2009

Ausencia de olas

La historia, quizás, no se ha acabado, sino que sencillamente ha decidido marcharse de vacaciones. Aquí, por ejemplo, a Cabo de Palos. Un sitio tan bueno como cualquier otro. Un lugar que guarda una estrecha relación con las antípodas. Detención del tiempo, concentración del espacio. Me parece que este lugar refleja perfectamente la imagen de la historia. Los setos perfectamente podados, el protector solar que nos salva de la radiación ultravioleta, los supermercados atiborrados de productos que satisfacen todas nuestras necesidades... Y las aguas remansadas de este mar de color esmeralda.

A veces me pregunto dónde habrán ido a parar las olas.

4 comentarios:

Culturajos dijo...

Hautor,
cada día nos parecemos más a Dillinger, al menos en formato.
Se está preparando un ojo por ojo, ya que el diente por diente ha surtido efecto. También podría darse en Cabo de Palos, o en cualquier lugar que pueda trascender la geografía.
Feliz cambio de ubicación, espero que este escritorio sea tan fructífero como el anterior.

Sólo digo una cosa dijo...

¿Dónde habrán ido a parar las olas? Los días despejados me hago preguntas parecidas…

Sólo digo una cosa dijo...

Supongo que habrá que buscarlas más adentro, en esos párrafos donde no se hace pie y es necesaria la pausa.

Un abrazo,

SDUC

hautor dijo...

Pues sí, creo que mi Adolfo Domínguez es un buscador de olas. Espero que las vaya encontrando.

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