domingo, 22 de noviembre de 2009

Una sustancia plástica

¿Puedes explicarme cómo lo has hecho? Nada más sencillo, Sulei Zhen (a veces, cuando me pongo pretencioso, la llamo por su verdadero nombre). Un buen interrogador ha de ser capaz de descubrir cuándo miente un testigo. Por mucha imaginación que tenga, y este era uno de esos casos, llega un momento en que se descubre el pastel. Hay que indagar en los detalles. La verdad está en los detalles. Los detalles son el grano fino de la realidad. Y el que busca la verdad debe disponer de una buena lente de aumento. La realidad posee un carácter continuo. Cada instante puede ampliarse. La verdad, amada mía, es de plastilina. La ficción, sin embargo, es discreta, discontinua. Por mucha literatura que usen los escritores, por muchas bibliotecas que construyamos para contener sus libros, jamás podrán agotar 'lo real' agazapado en un solo instante. El falso testigo narra, Susan, la realidad acontece. Eso me recuerda la paradoja de Zenón, ha dicho Susan. A la razón le resulta imposible demostrar que Aquiles acabe atrapando a la tortuga. Y sin embargo ocurre. Exactamente, Susan. Lo cual solo demuestra que la razón miente. Pero... ¿En qué momento supiste que mentía? Cuando dijo que su madre lo castigaba sin salir si no se comía su plato. Susan me ha deleitado con uno de esos rostros que son como un par de guiones de acotación -sus cejas- rellenos de puntos suspensivos. He pasado por esta plaza todos los días de la semana. Ninguno de ellos ha faltado este muchacho.

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